La vegetación potencial del territorio está formada por pinar, pinar mixto, monteverde y formaciones rupícolas, pero han desaparecido las zonas de monteverde y pinar mixto, según puede comprobarse en los mapas de vegetación adjuntos.
El monteverde ha sido sustituido por plantaciones de pino canario. El pinar mixto, presente en cotas inferiores que recorrimos por la pista de acceso a la zona recreativa, ha pasado a pinar. Parte de las formaciones rupícolas también han sido plantadas de pino canario, o bien están ocupadas por comunidades de malpaíses y lapillis.
El monteverde ha sido sustituido por plantaciones de pino canario. El pinar mixto, presente en cotas inferiores que recorrimos por la pista de acceso a la zona recreativa, ha pasado a pinar. Parte de las formaciones rupícolas también han sido plantadas de pino canario, o bien están ocupadas por comunidades de malpaíses y lapillis.
Pasemos a describir la vegetación actual:
Pinar: Es la formación potencial que ocupa mayor superficie en la vegetación actual. Se trata de un bosque monoespecífico de pino canario (Pinus canariensis) abierto, con presencia de ejemplares de pino bien desarrollados conocidos como pinos padre y con escasas especies en su sotobosque.
Pinar: Es la formación potencial que ocupa mayor superficie en la vegetación actual. Se trata de un bosque monoespecífico de pino canario (Pinus canariensis) abierto, con presencia de ejemplares de pino bien desarrollados conocidos como pinos padre y con escasas especies en su sotobosque.
La planta acompañante más común en la zona más baja es el brezo (Erica arbórea) cuya presencia nos habla del antiguo dominio del pinar mixto a esa altitud.
Otras especies acompañantes son el corazoncillo de pinar (Lotus campylocladus), el poleo (Bystropogon origanifolius var. origanifolius), dos especies de codeso (Adenocarpus foliolosus var. foliolosus, en las partes más bajas y Adenocarpus viscosus var. viscosus, en las más altas), el escobón (Chamaecytisus proliferus ssp. angustifolius) y la vinagrerilla (Rumex maderensis).
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También aparecen otras especies como la fistulera de cumbre (Scrophularia glabrata), el alhelí de cumbre (Erysimum scoparium), y la hierba conejera (Pterocephalus lasiospermus), que bajan desde sus dominios en el retamar codesar.
El pino canario es uno de los árboles más emblemáticos de nuestra tierra. Entre sus características destaca la de pirófito, es decir, que resiste el paso de incendios siempre que éstos no sean excepcionalmente intensos, sin morir, rebrotando con posterioridad. Esta propiedad hace que los efectos de los incendios no sean catastróficos sobre el ecosistema. Solamente suelen perderse ejemplares demasiado viejos, demasiado jóvenes, enfermos o debilitados.
Mención aparte para todos los pinares en general, merecen los variados hongos que en ellos viven y que como es normal desempeñan una imprescindible función en el establecimiento del equilibrio ecológico-edafológico, al transformar los restos de materia orgánica en humus, asimilable para las especies fotosintéticas. Además también encontraremos líquenes, briófitos y algunos helechos.
El pino es uno de los árboles canarios más útiles. Ya los aborígenes comían sus pequeños piñones o usaban su resina en los procesos de momificación. Más recientemente se hacían haces de tea para alumbrarse, se obtenía la pez, para impermeabilizar embarcaciones, se usaba su madera para leña o fabricar aperos de labranza, con la pinocha se rellenaban colchones, se protegían la manillas de plátanos y actualmente aún se emplea como fertilizante.
De todos los usos quizás el más importante es el de la tea, madera prácticamente incorruptible, en los artesonados de los edificios más nobles, iglesias, conventos, casonas,...
Comunidades de malpaíses y lapillis
Las encontraremos en los espacios potenciales de las comunidades rupícolas, donde exista un mínimo suelo y humedad y no se hayan plantados pinos.
Las especies más abundantes serán crasuláceas, destacando por su abundancia y vistosidad el bejequillo (Aeonium spathulatum), que suele estar acompañado en zonas húmedas por el ombligo de Venus o sombrerillo común (Umbilicus gaditanus), por musgos y pequeñas gramíneas.
Comunidades de malpaíses y lapillis
Las encontraremos en los espacios potenciales de las comunidades rupícolas, donde exista un mínimo suelo y humedad y no se hayan plantados pinos.
Las especies más abundantes serán crasuláceas, destacando por su abundancia y vistosidad el bejequillo (Aeonium spathulatum), que suele estar acompañado en zonas húmedas por el ombligo de Venus o sombrerillo común (Umbilicus gaditanus), por musgos y pequeñas gramíneas.
Caso aparte es el de la colonización de lavas y malpaíses prácticamente desnudos de materia orgánica llevada a cabo por los líquenes, que son los primeros seres vivos capaces de vivir sobre materiales volcánicos recién formados.
En nuestro caso pueden observarse dos comunidades perfectamente diferenciables, siendo sus especies fáciles de identificar. Éstas son:
- Comunidad de liquen de malpaís (Stereocaulon vesubianum), así llamado por haber sido descrito en las coladas del Vesubio. Forma unos tapices retorcidos y frágiles al tacto, de tonalidad grisácea que se instala en orientación norte para aprovechar la humedad. Esta comunidad es tan importante que constituye uno de los hábitats protegidos en la comunidad europea.
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